Identidad porteña e identidad argentina  
      en Buenos Airesitos de Pipo Pescador 
       Por Carmela Fischer Diaz 
        
      “La niñez es eterna, pero  nadie debe habitarla para siempre. 
  Los niños tienen que  crecer.” 
                                                                       Enrique Fischer 
        
      Resumen 
      El libro Buenos Airesitos es un recorrido por Buenos Aires, en  el que Pipo Pescador narra la ciudad con una mirada poética, asombrada y  divertida. Esta lógica del paseo, del flâneur que camina y reflexiona  sobre aquello que los demás solo se limitan a utilizar, es la misma que propone  Pipo Pescador a los niños y a los padres. 
  La escritura sobre Buenos Aires adquiere la forma de un palimpsesto,  porque la ciudad cambia constantemente. Esta metamorfosis queda inscrita en el  texto que, de la primera edición (1990) a la segunda (2007) incorpora nuevas  semblanzas y despliega un tono más incisivo e irónico. 
“Este es un libro de amor dedicado a Buenos Airesitos. (...) No esperés  encontrar todas las fuentes, los edificios, las plazas y las calles, porque son  tantos, que sólo cabrían en un libro infinito; un libro-planta al que  constantemente le crecieran hojas nuevas. Vos mismo podrías continuar  escribiendo esta obra...”  enuncia desde  el prólogo el autor, sentando las bases de una obra colectiva. 
        Dentro de este V Congreso, creemos interesante analizar esta propuesta  de literatura infantil latinoamericana, como exponente de una escritura actual  de la identidad argentina. 
      Palabras  clave
      ciudad, porteño, identidad, costumbres, escritura, participación 
      Abstract 
      The book  entitled Buenos Airesitos is a  journey through Buenos Aires  city, in which Pipo Pescador narrates the city such a poetical, astonished and  enjoyable glance. 
  This logic about  the walk, about the flâneur that walks and reflects on what others simply use  is the same logic which Pipo Pescador suggests to the children and their  parents. 
        The writing  about Buenos Aires  seems to be a palimpsest because of the constant changes the city suffers. 
        This  metamorphosis can be traced in a text which from its first edition (1990) to  the second one (2007) includes some new profiles and displays a more incisive  and ironic tone. 
“This is a love book  dedicated to Buenos Airesitos. (…) Do not hope to find every fountain, not  every building or every square or streets in it, because there are so many that  they  could only be put together in an  infinite book; a plant-book which constantly grows new leaves. You could carry  on the writing of this book yourself…” declares the author in the prologue,  establishing the bases of a collective work. 
        Within the  framework of this V Congress, we believe it interesting to analyse this  proposal about Latin American children literature as an exponent of the current  writing of an Argentine identity.  
        
       
          
      Pescador, Pipo (1990) Buenos Airesitos. Buenos Aires:  Ediciones Paulinas. 
        Pescador, Pipo (2009) Buenos Airesitos. Buenos Aires: El  narrador  
        Pipo Pescador es el nombre  artístico de Enrique Fischer, nacido en Gualeguaychú, Argentina, en 1946.  Escritor, músico y autor teatral, Pipo Pescador se dedica a los niños desde  hace treinta y cinco años. Ha sido pionero en ofrecer al público infantil un  hecho artístico (literario, televisivo o teatral) de calidad, en el cual el  niño no se limita a contemplar, sino que participa activamente como  protagonista. Esta forma de relación entre los niños y el arte, que ya había  sido estudiada y difundida desde la pedagogía, fue revolucionaria en los medios  de difusión públicos latinoamericanos, cuando Pipo Pescador comenzó a trabajar,  a comienzos de los años setenta. 
        Su canción del Auto de papá es famosa en España a través de Los Payasos, que se apropiaron de ella, después  de trabajar junto a Pipo Pescador en la televisión argentina.  
        Pipo Pescador es autor de  veintitrés espectáculos teatrales, de los cuales seis están dedicados al mundo  de la lectura. Ha protagonizado programas de televisión entre 1972 y 2003 en  Argentina, ha grabado once discos y publicado veintiún libros infantiles. En  España, colaboró en el programa La   Cometa blanca. Ha sido distinguido con numerosos  premios: el Konex, el María Guerrero y el Carlos Gardel, entre otros.  
        A pesar de su enorme éxito, de su  originalidad y de ser el autor de una obra infantil grabada a fuego en el  corazón de dos generaciones de argentinos, Pipo Pescador sigue siendo un gran  desconocido en los ámbitos académicos. En esta comunicación, me referiré al  libro Buenos Airesitos, del cual existe una edición de 1990, a cargo de Ediciones  Paulinas, y otra a cargo de la  Municipalidad  de Buenos Aires , que  se encuentra en imprenta.  
      
        
          - La lectura del paisaje. De Buenos Aires a Buenos  Airesitos
 
         
       
      Un paisaje no se capta al primer  vistazo. Hace falta tiempo, numerosas miradas y una educación esmerada de los  sentidos, para distinguir lo efímero de lo permanente; para disfrutar cada  detalle.  
        Buenos Airesitos es el  nombre con el que Pipo Pescador bautiza un Buenos Aires literario, que él ha  imaginado. Buenos Airesitos es una ciudad en pequeña escala, idealizada  y hondamente poética, por la que se desplazan Pipo Pescador y los niños. Esta  calidad escenográfica, de ensueño, de vacío, que confiere el autor a la ciudad,  detiene la turbación cotidiana, para permitir una percepción plena de aquello  que, habitualmente, es territorio vedado.  
        La obra está configurada por una  serie de capítulos sueltos, en los que el autor propone a los niños,  recorridos, metáforas y reflexiones sobre Buenos Aires. Las ventanas, los parques,  los mercados, las guarderías, las estatuas... conforman el universo cotidiano,  que comparten los habitantes de la gran ciudad. 
        Ninguna historia sirve de hilo  conductor entre los capítulos, más allá de la que, implícitamente, hace  referencia a la condición de la escritura: alguien que camina y que mira. Pipo  Pescador transita Buenos Aires y acumula sensaciones que, más tarde, convierte  en texto. El libro se despliega, entonces, como descripción, celebración,  crítica o nostalgia de la ciudad.  
        El poeta-narrador (Pipo Pescador)  y los niños son los flâneurs de  Buenos Airesitos, al igual que Baudelaire, lo fue de París. El flâneur es aquel que se desplaza por la  ciudad y la observa desde la orilla. Forma parte de la cotidianeidad, pero  permanece fuera de los circuitos que la configuran. Como no está inmerso en la  rutina, posee el tiempo y la distancia necesaria para poder interpretar lo que  ve. Se permite disfrutar los espacios que los demás sólo utilizan. Si para el  trabajador, el metro supone calor, prisas, amontonamiento, para el poeta y para  el niño, es “un hormiguero iluminado” o   “el bolsillo de la ciudad, secreto y misterioso”.  
        La lectura simbólica de la ciudad  es una tarea reservada a los poetas y a los niños, porque ambos comparten la  percepción asombrada y lúdica de la realidad. Ellos son los que transforman  Buenos Aires en Buenos Airesitos.  
        Desde el punto de vista  narrativo, el texto tiene una estructura muy simple: un narrador adulto,  identificado con el personaje Pipo Pescador (reconocido por los niños  argentinos), que escribe en primera persona y se dirige a un público infantil,  implícito en el texto: “Yo te escribiré algunas cosas sobre la ciudad que,  estoy seguro, alguna vez pensaste.” El narrador actúa como guía y acompaña al  niño en un paseo imaginario, iniciándolo en la flânerie y mostrándole el espíritu lúdico, mágico e histórico de la  ciudad.  
        La voz adulta y la infantil se  confunden por momentos. El autor habla de sí mismo como de un niño. Al hacerlo,  recuerda su propia niñez y entreteje su experiencia infantil con la de los  demás. Hace de la infancia un espacio compartido.  
        En el capítulo “Saludo”, Pipo  Pescador reflexiona sobre la relación entre el libro y la realidad:  
“No esperés encontrar todas  las fuentes, los edificios, las plazas y las calles, porque son tantos que solo  cabrían en un libro infinito; en un libro abierto que se agrande cada día; un  libro-planta al que constantemente le crezcan hojas nuevas.”  
A lo largo de su obra, Pipo  Pescador recurre una y otra vez a la planta/árbol como símbolo del crecimiento.  Una de sus canciones más famosas, “Semilla chiquita”, narra la expansión vital  de una semilla, hasta convertirse en árbol. Los niños representan la canción,  partiendo de una posición fetal, moviendo sus brazos e incorporándose, hasta  alcanzar su máxima altura. Crecer significa perdurar y fructificar. Implica  abrirse a la amplitud del cielo y al mismo tiempo, permanecer arraigado a la  tierra. En Buenos Airesitos, la metáfora del árbol se extiende al libro,  que multiplica sus hojas en una extensión física, que es, al mismo tiempo,  extensión espiritual. 
El autor invita a los niños a  pasear, a conocer Buenos Aires y a narrarla. “Vos mismo podés continuar  escribiendo esta obra.”-afirma Pipo Pescador desde la primera página. La ciudad  se convierte así en pre-texto cambiante, que pide ser constantemente leído e  interpretado. En este sentido, y siguiendo una célebre tradición borgiana, el  autor es lector y el lector se convierte en escritor por medio de la lectura.  Como señala Roland Barthes en El susurro del lenguaje: “Cada lectura  vale por la escritura que engendra, y así hasta el infinito”.  
Cuando Pipo Pescador afirma: “Vos  mismo podés continuar escribiendo esta obra”, hace explícita una de las  bases fundamentales de toda su producción:  dejar siempre un espacio abierto para que el niño ingrese en la corriente  artística propuesta y despliegue su propia creatividad. De esta manera, el niño  no es sólo espectador del hecho estético, sino que se anima a prolongarlo.  
“Yo sigo caminando por Buenos  Airesitos. (...) No será difícil que un día nos encontremos vos y yo en algún  parque o trajinando calles. Si esto ocurre, acércate a mí y marcharemos un rato  juntos. Cambiaremos impresiones sobre este libro. Podrás mostrarme algo que  descubriste y yo no conocía o, simplemente, contemplaremos en silencio la  ciudad.”   
El barrio es el lugar amado, el  “lugar feliz” del que hablaba Gastón Bachelard en su Poética del Espacio.  El barrio funciona como micromundo  perteneciente a un sistema mayor. Es la ciudad en miniatura. En esa zona de  relativa protección, el niño experimenta nuevos retos, atreviéndose poco a  poco, a ampliar su recorrido. Andar por el barrio es similar a viajar en  tiovivo: el reconocimiento constante de lo que nos rodea y la distancia corta,  que nos permite divisar, al instante, la figura familiar. 
      
        
          - Las dos ediciones de Buenos Airesitos
 
         
       
        
      En 1980 la dictadura militar  argentina suprimió el programa de televisión de Pipo Pescador, alegando que “no  les gustaban las mariconadas”. Fue entonces cuando el escritor decidió  exiliarse con su familia a España, donde vivió hasta 1984. En Madrid, comenzó a  redactar las primeras páginas sobre Buenos Aires. Ya de regreso a la Argentina, continuó  escribiendo y en 1990, la editorial Paulinas publicó Buenos Airesitos. Esta  primera edición, presenta un Buenos Aires altamente idealizado y estático, como  una estampa. El tono emocionado y pleno de metáforas evoca un Buenos Aires  sublimado, que el autor recuerda, pero no experimenta a diario. El texto posee,  además, un humor sutil y lúdico, que conecta muy bien con el público infantil.  Dice en el capítulo “Lluvia”:  
“Los caminantes se comportan  de manera distinta los días de lluvia. Corren de un portal a otro, saltan como  acróbatas los ríos de mentira, que surgen de las esquinas, o pasan lentamente  cobijados bajo sus paraguas, que son amapolas negras florecidas en las calles.” 
De todas las imágenes posibles de  Buenos Aires, elige aquellas que enriquezcan el mito. Aporta una mirada de la  ciudad como pura energía estética y literaria, formada por miles de presencias  que la han configurado. No se trata pues, de un recorrido superficial, sino de  un mapa íntimo. El autor acompaña el camino con un plano de sus lecturas e  inquietudes artísticas, que regala a los niños como legado cultural.  
“Jorge Luis Borges, el  escritor, inmortalizó una manzana de Palermo Viejo, nombrando las cuatro calles  que la rodean en una bella poesía. Es la manzana comprendida entre Paraguay,  Gurruchaga, Guatemala y Serrano. (...) Benito Quinquela Martín, el pintor,  descubrió que el agua puede ser verde, azul, amarilla, roja y violeta y que los  viejos barcos olvidados atesoran belleza y emoción.” 
La edición de 2007, a cargo de la Municipalidad de  Buenos Aires, es más extensa. Incorpora poesías y tiene un tono más irónico y  chispeante. Sobre la calle Florida, por ejemplo, Pipo Pescador escribe:  
“Hace mucho tiempo, las  peatonales eran calles como las otras, de calzada y acera, pero los automóviles  transitaban cada vez menos y los peatones, cada vez más. La calle empezó a  estrecharse, porque la usaban poco, y las veredas a ensancharse, porque las  usaban mucho, hasta que las dos veredas se juntaron y la calle desapareció.”  
En la edición de 2007, la  metáfora continúa siendo la figura fundamental que estructura toda la  expresión, pero el lirismo desbordante de la versión de 1990, toma ahora un  carácter más social y crítico.  
“También se puede practicar  inglés en los “shoppings” (centros comerciales). Los carteles ponen “for sale”,  en lugar de “en venta”, out-let” en lugar de “liquidación” (...) Los panchos se  llaman “hot dogs”, y “lo siento”, se dice “sorry”. Cuando entra un turista  norteamericano y se dirige en inglés a la vendedora, ésta pone cara de terror,  porque nació en Villa Crespo y no entiende ni una palabra.”  
En esta última edición, el autor  agrega capítulos dedicados a edificios públicos de reciente construcción o a  nuevas profesiones, como el paseador de perros, que configuran el paisaje  urbano. También quita partes que han quedado obsoletas, en el constante ir y  venir de la ciudad.   
  Buenos Airesitos mantiene  el tono nostálgico de una edición a otra. Las antiguas costumbres, son narradas  a los niños, con la esperanza de evitar su desaparición: 
“Los restaurantes que tienen  mantel de papel blanco son una preciosidad. Lamentablemente quedan poquitos,  pero quedan. Los chicos pueden comer tallarines con pesto y dibujar bichos  raros en la mesa.” 
      
        
          - Identidad  porteña e identidad argentina
 
         
       
        
      Buenos Airesitos es una  obra escrita y re-escrita en consonancia con los cambios de la ciudad y con la  evolución personal del autor, pero siempre conserva ese espíritu de crónica  costumbrista, a caballo entre la inmediatez y la permanencia, que identificó  durante mucho tiempo a la literatura sobre Buenos Aires. Este estilo le imprime  un carácter fuertemente localista. Es posible leer Buenos Airesitos sin  conocer la ciudad, pero parte de la magia se diluye en la traducción de los  vocablos o en la narración de hechos que los habitantes conocen y pueden  recuperar rápidamente. En este sentido, es un libro con una fuerte impronta  pragmática. Tanto en el ámbito lingüístico, como en el gráfico.  
        En Buenos Airesitos la  identidad porteña y la argentina, se perfilan a través de un recorrido por los  símbolos, físicos y lingüísticos, conceptuales y gráficos, que avalan la  pertenencia a un grupo.  
        Hablar de Buenos Aires y de sus  costumbres es hablar de la cultura e identidad rioplatense (tango, malevos,  pizza, pastas italianas, asado), que difiere mucho de la cultura andina,  incaica o patagónica, pertenecientes a otras partes de Argentina y que, a  menudo, quedan relegadas. Margarita Gutman y Jorge Hardoy (1992:14) explican:  
“La ciudad (Buenos Aires) era  desde 1776 la capital del más pobre y menos poblado de los cuatro virreynatos  de España y América, pero muy pronto se convirtió en el centro de uno de los  movimientos revolucionarios que lograron la independencia. Desde entonces, la  historia de Buenos Aires y de Argentina quedaron interconectadas y lo que  ocurría en ella atraía la atención de todo el país.”  
        En este sentido, Buenos  Airesitos es un libro de cultura porteña, con telón de fondo argentino.  
        El sentimiento patriótico es  tratado en el libro como uno más, dentro del universo infantil, pero mantiene  el lugar privilegiado, que se le ha otorgado en la educación pública argentina,  desde Sarmiento. Como señala Ignacio Irazuzta (2001: 163) 
 “el nacionalismo argentino edificado sobre la  impronta de la inminente heterogeneidad cultural, encontró en los símbolos  patrios un medio idóneo, pero fundamentalmente raudo, para la construcción de  una identidad abarcadora, capaz de resolver aquella heterogeneidad”.  
La presencia de El Cabildo  (edificio emblemático argentino en donde se declaró la independencia de España)  o La Plaza de  Mayo, en el centro de la ciudad, refieren un Buenos Aires unido históricamente  al nacimiento de la nación argentina. Ignacio Irazuzta (2001: 159) afirma:  
“la ciudad proyecta sobre su  terreno un tiempo (historia) y un espacio (territorio) significantes de una  totalidad social (nacional). Buenos Aires se erige así como lugar del encuentro  entre el orden inclusivo de lo nacional y la singularidad de lo local.”  
        Sobre El Cabildo, escribe Pipo  Pescador,  
“es el tatarabuelo de los  otros edificios, pero no tiene ni una arruga, ni una mancha, ni un rayón en la  pared. Las vísperas de los días de fiesta, iluminado, parece una fogata, una  montaña nevada, o la Luna,  posada como una paloma sobre la   Plaza de Mayo.”  
Aquí el autor juega con la  mitología en torno a El Cabildo, que lo imagina siempre de un blanco  inmaculado. (La realidad es que un férreo mantenimiento, obliga a pintarlo  continuamente para que no proliferen en él los graffiti). 
      3.1. La forma porteña de ilustrar 
      Ambas ediciones fueron ilustradas  por el autor, a partir de fotografías decoradas por encima. Pipo Pescador ha  comentado al respecto :  
“Tuve especial cuidado en  quitar de las fotografías la gente, los coches y cualquier vestigio temporal.  Después pinté los edificios del color que me gustaría que tuvieran, coloreé el  cielo, dibujé más palomas, más árboles. Hice gráficamente, lo mismo que con el  texto:  transformé el Buenos Aires real  en un Buenos Aires fantástico, liberado del desencanto”.  
No es la primera vez que Pipo  Pescador utiliza la ilustración como medio expresivo. En Buenos Airesitos,  fusiona su propio estilo de dibujo y de fotografía, con la tradición de los  pintores filetistas, que decoraron la Buenos Aires de principios de siglo veinte, tan  cercana al tango. El fileteado porteño es un arte decorativo popular que nació  espontáneamente, para alegrar los grises carros municipales, que circulaban por  la ciudad.  
Horacio Ferrer definió el filete  con estas palabras:  
“Tradición plástica y  elegancia humilde de la   Buenos Aires popular, el filete es el ornamento cariñoso y  altivo de carros y camiones, de carteles de almacén y de ventanitas floridas.  Un arte que ha pasado de maestro en discípulo, dándole originalidad argentina a  antiguos modelos decorativos europeos.”   
De manera que Pipo Pescadorincorpora  a su trabajo sobre Buenos Aires, diferentes tradiciones de la cultura argentina  y porteña, que están en el ambiente y que el autor pasa por su tamiz creativo.  
      
        
      Buenos Aires, la gran urbe, es de  una diversidad tan apabullante que en sí misma parece contener, a la manera de  un aleph, todo lo existente. Buenos Airesitos  “es pura magia, un teatro vivo con millones  de actores e infinitos telones que siempre cambian”. La heterogeneidad  cultural, la multiplicidad, es la marca de Buenos Aires, de la identidad  porteña y de la identidad Argentina. Así lo recuerda  Pipo Pescador en su “Saludo” de presentación.  
“Atravesando la puerta del  Museo Larreta, (...) estarás en una casona de España. En Barracas, un edificio  multicolor te recuerda un templo egipcio: es la Logia Masónica de  la calle San Antonio. (...) Un león cazador de enorme porte, ruge en Plaza  Holanda.”  
La presencia simbólica de la  inmigración se despliega por todo Buenos Aires. Edificios, comidas, acentos,  lenguajes, que configuran una forma de ser típicamente porteña.  
      3.3. Lenguajes porteños 
      Los pocos personajes que aparecen  en Buenos Airesitos, actúan como extras cinematográficos y se los  identifica sólo por el trabajo que realizan. Son personajes arquetípicos y, sus  diálogos, lugares comunes que ya forman parte de la cultura popular de la  ciudad.  
“Damas y caballeros, me  sabrán perdonar si distraigo su caracterizada atención por unos instantes o  interrumpo su pensamiento grato, su descanso mental o simplemente la lectura de  su periódico preferido...”  
        Este es el  discurso que pronuncian textualmente una y otra vez los vendedores de  lapiceras, encendedores, calcetines o peines, que trabajan en los colectivos  (autobuses).  
        Sobre su gusto por el tango Pipo  Pescador comenta:  
“Tengo una influencia de las  letras de tangos que hablan sobre Buenos Aires; que la evalúan, que la adoran.  El cantar o hablar sobre Buenos Aires es una tradición de trovadores. Buenos  Airesitos es un tango para niños”.  
Y efectivamente el libro incluye  un tango, que habitualmente Pipo Pescador canta en sus espectáculos infantiles:  
“Buenos Airesitos la  ciudad/donde nací y estoy creciendo/quiero “chamuyarte” del amor/del “metejón”  que con vos tengo./Cuando yo camino por tus calles/me parece que te beso con  los pies...”  
“Chamuyar” (Susurrar al oído,  normalmente palabras amorosas) y “metejón” (enamoramiento) pertenecen al  lunfardo, que es el lenguaje arrabalero del tango. El verso “Cuando camino por  tus calles me parece que te beso con los pies”, retoma la tradición tanguera  del caminante enamorado de su ciudad. Como en ese tango de Gardel que dice: “que el rodar en tu empedrao  es un beso prolongao que te da mi corazón” . 
La situación socioeconómica  argentina está muy presente en el texto, como “bajo continuo”. La falta de  dinero, el oficio improvisado, los ingenieros que trabajan de taxistas, los  paseadores de perros... son realidades cotidianas propias de una sociedad en  crisis, sobre las que Pipo Pescador propone una reflexión, acorde a la  sensibilidad infantil.   
En “Hoteles y pensiones” escribe:  
“En las puertas siempre hay  gente tomando mate. El encargado prefiere gastar litros y litros de agua,  barriendo con la manguera, mientras charla con el portero de la casa vecina,  que hace lo mismo. Muchas personas ya comprendieron que el agua es un tesoro  que no podemos despilfarrar, pero otros continúan sordos a toda advertencia.” 
      4. Participación de los adultos 
      Buenos Airesitos es un  libro que permite diferentes lecturas. Una eminentemente literaria, en la  tranquilidad de una habitación. Otra curiosa, con un diccionario y un mapa en  la mano. También vale la verificación y observación “in situ” de lo narrado. Buenos  Airesitos es un libro para niños, pero no cae en tópicos que garanticen  asépticamente esta pertenencia genérica. Los adultos también pueden disfrutarlo  y constantemente se los incorpora como lectores posibles. A este respecto  escribía Andersen (citado por Soriano 2005:77) 
“...atrapo una idea para  grandes que cuento después para los niños, recordando que a menudo mamá y papá están  escuchando y que también hay que entregarles algo a ellos”.  
Este libro y el libro en general,  es entendido por Pipo Pescador como lazo de unión entre el niño y los adultos,  como invitación a un tiempo compartido.  
      5. Últimas palabras 
      En este breve comentario, nos  hemos propuesto mostrar de qué manera Pipo Pescador reflexiona sobre la  identidad porteña y la identidad argentina, a través de la experiencia del  paisaje y de los símbolos que configuran la ciudad. La narración poética de lo  cotidiano, enriquece la mirada del niño y otorga positividad a su espacio de  vida, al mismo tiempo que lo liga a su realidad y lo proyecta hacia el futuro. 
        
      9. Referencias bibliográficas 
  Bachelard, Gastón (1991) Poética  del espacio. México: Fondo de Cultura Económica. 
  Barthes, Roland (1987) El susurro  del lenguaje: más allá de la palabra y la escritura. Barcelona: Paidós. 
        Ferrer, Horacio (1990) Oratorio  Carlos Gardel. Cita disponible en web: www.muscia.com 
        Gutman, Margarita y Hardoy, Jorge  Enrique (1992) Buenos Aires. Madrid: Ed. Mapfre. 
        Irazuzta, Ignacio (2001)  Argentina, una construcción ritual: nación identidad y clasificación simbólica  en las sociedades contemporáneas. Bilbao: Servicio Editorial, Universidad del  País Vasco/Euskal Herriki Unibersitatea. 
        Manen, Max van y Levering, Bas  (1999)Los secretos de la infancia. Intimidad, privacidad e identidad. Barcelona: Paidós Educadora 
        Ortega, Julio (1988) Crítica de  la identidad. La pregunta por el Perú. México: Fondo de Cultura  Económica. 
        Rovira, José Carlos y Navarro, José  Ramón (eds.) (1994) Actas del I Coloquio: Literatura y espacio urbano (Alicante  1993). Alicante: Fundación Cultural CAM. 
        Sebreli, Juan José (2003) Buenos  Aires, vida cotidiana y alineación seguido de Buenos Aires ciudad en crisis. Buenos Aires: Sudamericana. 
        Soriano, Marc (2005) La  literatura para niños y jóvenes: guía de exploración de sus grandes temas.  Buenos Aires: Colihue 
        Suárez Muñoz y Ángel Martos  Núñez, Eloy (coord.) (2000) Identidad cultural del niño, tradiciones y  literatura infantil.Badajoz: Servicio de Publicaciones Diputación  Provincial de Badajoz. 
        Vázquez-Rial, Horacio (1996)  Buenos Aires 1880-1930. La capital de un imperio imaginario. Madrid:  Alianza Editorial.  
      
        
          
                Todas las citas de  Buenos Airesitos pertenecen a la edición de la   Municipalidad de Buenos Aires. Para este trabajo, hemos  consultado el ejemplar de imprenta.   
         
        
            Entrevista realizada a  Pipo Pescador en Madrid, el 3 de septiembre de 2007. 
         
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